Los microchips, también denominados circuitos integrados, se han vuelto imprescindibles para el día a día del ser humano en esta era tecnológica. No solo los encontramos en dispositivos electrónicos, como móviles o tablets, sino también en objetos de nuestra vida cotidiana, como neveras o automóviles.
La creación del primer microchip data de 1958. El ingeniero Jack St. Clair desarrolló una estructura de pequeñas dimensiones, formada por un material semiconductor, capaz de almacenar información, a la que se denominó “circuito integrado”. Los microchips integran todos los elementos de un circuito electrónico en un espacio reducido, utilizando habitualmente como soporte una oblea de Silicio (un mineral/material semiconductor).
Es de vital importancia que estas obleas estén perfectamente limpias, totalmente libres de impurezas (polvo, partículas, trazas metálicas, etc.), ya que de lo contrario podrían causar defectos y fallos en las interconexiones, produciendo el deterioro del dispositivo electrónico. Por ejemplo, trazas metálicas de Hierro (Fe), Cromo (Cr) o Zinc (Zn), entre otros, sobre las superficies de las obleas de silicio causan desperfectos en el cristal y provocan un mal funcionamiento de los microchips. -funcionamiento incorrecto. Es por ello por lo que, uno de los retos que surge en la fabricación de estos dispositivos, es encontrar el método de limpieza más efectivo de las obleas de silicio.
En los últimos años se han propuesto varios métodos de limpieza para la eliminación de impurezas metálicas, cobrando especial relevancia el uso de agentes secuestrantes. Como parte de las soluciones de limpieza, estos compuestos mejoran su estabilidad y durabilidad, a la vez que eliminan eficazmente cualquier traza metálica presente. Se ha comprobado que el mejor secuestrante para este proceso es el Ácido 1,2-ciclohexanodiaminotatraacético, CDTA. Su elevada estabilidad y la capacidad de eliminar grandes cantidades de metales de las obleas contaminadas, ha hecho que el CDTA vaya ganando importancia en los últimos años como componente indispensable del proceso de limpieza.