Hoy en día la industria textil es una de las más contaminantes. Esto es debido a la generación de residuos procedentes de productos químicos tóxicos y poco biodegradables, que se acaban depositando en los mares y ríos, afectando al ecosistema que los rodea.
La producción textil, especialmente a través de los procesos de teñido y blanqueo, es responsable aproximadamente el 10% de las emisiones de carbono y el 20% de la contaminación de agua potable mundial, lo que equivaldría al agua que bebe de media una persona en 2.5 años.
Además, para realizar los diferentes procesos de tratamiento de las fibras se emplea un elevado consumo de agua y energía, lo que hace incrementar todavía más los índices de contaminación. Como dato informativo, para generar 1 kg de algodón, se necesitan entre 2000-3000 litros de agua.
Sin embargo, en los últimos años, la sostenibilidad se ha convertido en una de las principales tendencias de la industria textil, pasando a ser un requisito imprescindible demandado por los clientes del sector.
Por este motivo, desde febrero de 2021 se han implantado medidas adicionales en busca de una industria textil libre de tóxicos, con menor huella de carbono y que se rija por una economía circular, dándole el mayor tiempo de vida a los materiales y recursos empleados, y reduciendo al mínimo la generación de residuos.
Algunas de las medidas llevadas a cabo por las empresas que se dedican a la producción, tratamiento y teñido de fibras para disminuir la generación de residuos y su contaminación se encuentra: la reducción en la cantidad de detergentes empleados en la limpieza de las telas, la reducción en la cantidad de agua empleada en las cubas de tintado, así como el uso de colorantes y tintes biodegradables y sin efectos perjudiciales para el medio ambiente, etc.
Gracias a la concienciación de la sociedad, junto con la realización de estas medidas, se conseguirá avanzar hacia una industria textil más consciente y sostenible.